miércoles, 19 de enero de 2011

El primer capítulo

Y espero que sea el primero de muchos.
 Llegué a mi casa hace una media hora y la verdad es que estoy cansada, pero aún con fuerzas de plasmar lo que me salga aquí, tal cual. 
Mi profesor de inglés nos contó hoy algo de la historia de Papúa y su viaje en verano, y nos enseñó algunas de las fotos que sacó. Me pareció realmente fascinante, tanto lo que él narraba como todo lo que había fotografiado. Un lugar exótico y desconocido, sólo apto para valientes y aventureros, que parece ofrecer una riqueza no muy común, diferente, radical. Mientras hablaba, mi cabeza recopilaba la información y la iba dibujando en mi mente, como si de una película se tratase, y el resultado se convirtió en unas ganas inmensas de viajar. Durante el día he llegado a la conclusión de que el mundo es demasiado grande como para creer que lo hemos visto todo y demasiado bonito como para no querer salir del caparazón. Yo, al menos, tengo más que claro que recorreré el planeta entero, de norte a sur y de este a oeste, porque vida solo hay una pero personas, países y culturas hay demasiadas, y vale la pena atreverse y arriesgar por vivir experiencias que, aunque sean pasajeras e irrepetibles, serán seguramente inolvidables. 

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