miércoles, 6 de abril de 2011

El mañana no existe.

Hace unos días que quería hacer esta reflexión, pero la verdad es que no encontraba palabras para expresar todo lo que pasaba (y pasa, pero en menos medida) por mi mente. Con el corazón encogido y con la mirada perdida he sobrevivido a esta peculiar semana que seguro me costará olvidar. Esta noche hace una semana. Realmente yo era totalmente ajena al asunto, no tenía nada que ver, pero cuando me enteré, una parte de mí se derrumbó. No me lo podía creer, algo de tal calibre no podía ocurrir. Pero aunque todos quisimos creer que no, así fue: la pura realidad se abría paso delante de nuestras narices. Es como si te dieras de hostias contra el piso, como si cayeras desde una azotea hasta el suelo. Impacta, ¿no? Qué injusta es la vida y qué valioso es el tiempo. Yo creo que la vida, a través de estas situaciones, pretende hacernos despertar de ese sueño idealizado en el que vivimos, pretende hacernos ver que no es tan buena y que muchas se equivoca; eso a lo que llamamos vida no es más que el ahora, lo que eres, lo que tienes y lo que haces. La vida cree que nos estamos olvidando de lo que ella misma constituye, y por ello nos quiere recordar que no debemos jugar con ella, porque es muy rencorosa y si la vacilas mucho, se lo acabarás pagando. Pero no sólo tú, sino también la gente que siempre te quiso y aquella que te empezará a querer cuando ya sea demasiado tarde.

Por eso, señores, hay que dejar el pasado atrás. Mirar al frente, con la cabeza bien alta, respirando el aire y sonriéndole al cielo. Cada nuevo día es un regalo. Tú eres un regalo.



"El preocuparse no le quita al mañana su misterio, sólo le roba al hoy su alegría.
Que le follen al futuro"

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